20 enero 2011

Contigo, pan y cebolla.

Sentir frescura en las manos,
ver correr un poco de paz en las venas,
saber que no quiero volver,
entender que la experiencia siempre va por delante,
pero el humano se equivoca,
me estoy equivocando.

Volví de un viaje cercano
lo saludé con la mano abierta
y asintió guiñándome el ojo,
volví sin estar reconstruida
le hablé en nuestro idioma retorcido
y sus pulgares terminaron hacia el techo de casa.

Es que cuando estamos en contacto
nada mas importa,
es que cuando todos los demás corren
nosotros caminamos
con música brotando de nuestros pies.

Hoy desde un colectivo le escribí,
de re ojo me sonrió
hace tiempo no pasaba a saludarlo,
el cielo se pone áspero y celoso
cuando paso mucho tiempo sin volar en él..

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