Los duendes siguen jugando con vos.

La rutina te fue matando,
te consumió la poca locura sana que tenías,
te dejó lleno de cordura 

sin mas remedio para sobrevivir
en un mundo acotado por agujas y relojes de oro.

Nunca mas vas a saborear el olor al pasto,
ni vas a saber como se escucha el susurro de una voz,
mucho menos vas a encontrar un lugar para escapar,
ni vas a creer en que los duendes siguen jugando con vos.
El tiempo te dejó en la otra orilla del mar
donde lo normal sobre sale por los poros,
donde la locura está mal vista hasta por vos.
Con mi tercer ojo te veía navegar sin rumbo,
vos quisiste hacer ese viaje sabiendo que era sin retorno,
te dejaste adueñar por la rutina,
la que engaña una y otra vez
mientras camina junto a vos por los pasillos de la vida.
Y cuando respires los aires de esta ciudad
ya no vas a poder suspirar,
ni tu mente se va a preocupar
porque la locura ya te remató.

Porque ni el aleteo de una mariposa
ni el cartel que vi ayer con mi nombre,
cambiarán lo que hoy soy.